“Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia” Autor: Reinhold Niebuhr
Empiezo este post con estas reflexivas palabras, que abre muy acertadamente el tema de hoy.
Aceptación no significa darse por vencido o rendirse ante una situación en particular. Aceptar es permitirse fluir con el ritmo natural de la vida, con lo que es, y no con lo que debe o no debería ser según filtro el personal, sin que ello nos haga sentir culpables.
Por supuesto para llegar a ese punto lo usual es atravesar un proceso de distintas etapas como: rabia, frustración, dolor, estrés, insomnio, culpabilidad, depende de cada persona y de la magnitud de lo que este atravesando. Al entrar en contacto con esas emociones, llega un momento en el cual nos damos cuenta que la resistencia en realidad genera más sufrimiento. ¿Por qué seguir haciéndonos daño por una situación que no podemos controlar o cambiar? Como dice un proverbio chino “Si un problema tiene solución no hace falta preocuparse. Si no tiene solución preocuparse no sirve de nada” suena fácil, pero precisamente esa es la enseñanza final del proceso de aceptación.
Seguir luchando contra corriente no traerá solución. Tenemos la creencia errónea que al mostrar inconformidad, insatisfacción, resistencia, la situación actual por algún motivo se desvanecerá. Pero es todo lo contrario, es un escape ilusorio generado por nuestro ego. Ese estado es muy similar al de un niño, al cual le han quitado su dulce favorito o algo que él cree importante, y en su intento por recuperarlo, se tira al piso hacer una rabieta porque piensa que esa es la manera en que recuperará lo perdido. Ejemplo muy gráfico de lo que sucede internamente.
¿Cómo pasar al estado aceptación?
Cuando llega a nosotros la chispa de la verdad, comprendemos que la resistencia está muy lejos de traernos el bienestar que necesitamos y surge la voluntad de empezar a verlo de manera diferente.
En ese momento de apertura, es cuando podemos empezar a trabajar desde nuestro interior para sanar. Aquí algunos puntos a tener en cuenta:
- No tienes el control absoluto de cada cosa.
- La vida es movimiento constante, todo cambia y se transforma.
- Todo ocurre para nuestro mayor beneficio y crecimiento, aun cuando en ese momento no lo parezca. Si cambias de perspectiva, estoy segura que podrás encontrar algo positivo de todo lo difícil que has vivido.
- Solo confía. No se necesita estar feliz ante una situación particular para fluir con ella. Aceptar es simple y sencillamente abrirse a confiar en la sabiduría divina, solo eso. Suéltate, todo estará bien, aquellas experiencias están allí para hacer liberar todo tu potencial y mostrarte que puedes lograr mucho más de lo que imaginas.
La tarea no es fácil, pero si has estado inmers@ en algo que te ha causado dolor desde hace ya algún tiempo, sin obtener solución, te recomiendo que consideres lo anterior.