Este término puede no ser muy familiar para algunos, pero es mucho más común de lo que se piensa. La procrastinación, es la acción de postergar o retrasar una actividad o situación que debe realizarse, tomando como recurso la distracción para sustituir esa tarea importante por otras irrelevantes o que se consideran más agradables.
Sin duda, ahora que entramos en contexto sabes de qué se trata todo esto. Más que una acción se puede llegar a convertir un terrible habito. En psicología suele definirse como un trastorno que genera sensación de ansiedad, va muy ligado a la búsqueda de satisfacción momentánea como una ruta de escape del deber.
Alguna vez, todos hemos sido víctimas de este comportamiento. Pero el tema se va volviendo complejo cuando es cada vez más frecuente, hasta el punto de convertirse en un patrón de comportamiento. Es allí donde se deberían empezar a tomar las medidas correspondientes para encontrar solución.
La procrastinación como un conflicto interno
Existen personas especialistas en procrastinar o postergar tareas todos los días, disfrutan dejando que una situación se dilate en el tiempo y así no se tendrán que ocupar en el presente para resolverlo. Es una muestra clara de evasión y falta de control personal.
Cuando se cae en ese patrón, no se es consciente del conflicto interno que se genera. A grandes rasgos las personas que optan por este comportamiento como solución, suelen experimentar caos, frustración y una constante sensación de insatisfacción por el deber no cumplido. Ocasionando un evidente deterioro de confianza y poder personal.
Consecuencias negativas de la procrastinación
- Bajo rendimiento y desempeño.
- Mala administración del tiempo.
- Afecta la autoestima.
- Pérdida de confianza de los demás.
- No sé generan resultados.
- Aumento de ansiedad y generación de estrés, en muchas otras.
Estrategias para combatir el habito de la procrastinación
Si sabes que estas siendo víctima de este molesto habito y se está convirtiendo en un problema para ti. Es tiempo de tomar acción y emprender estrategias que ayuden a remedirlo. Si pones en práctica las que menciono a continuación, veras grandes cambios.
Regla de los dos minutos
Esta estrategia creada por David Allen en su libro Getting Things Done , se basa en que, si una actividad se puede hacer en dos minutos, no es necesario planificarlo tanto, simplemente tomar acción para desarrollarla inmediatamente. Evitando dar pasó a que lleguen posibles pensamientos y distracciones que lo impidan. El tiempo de ejecución de la tarea puede estar entre menos de dos minutos o puede extenderse a diez minutos si fuese necesario. Básicamente esta regla tiene como fin, el desarrollo de tareas de corta duración y poca concentración, pero que al final suman en tus deberes. Ejemplo de esto es, enviar un email, hacer un cronograma del día, lavar los platos, hacer una llamada para pedir información, limpiar tu zona de trabajo, etc. Si pones esta estrategia en práctica te sorprenderá todo lo que podrás lograr al final del día.
Administra el tiempo
Este es un asunto muy importante que requeriría un post completo y detallado, pero en esta ocasión solo me limitare al tema en cuestión. De la buena administración del tiempo depende mucho nuestro desempeño. Así que, una simple y buena manera de gestionarlo es, hacer un cronograma de actividades de la semana. Deberás esforzarte un poco para hacerlo lo más detallado posible, con tiempos de inicio y fin de cada tarea, dándole prioridad a las actividades más urgentes o de entrega inmediata. Asegúrate también de especificar, tiempos de reposo y descanso para hacer una pausa activa o tomar un café y recargarte de energía. Recomiendo utilizar una alarma para ayudarte a respetar los tiempos. No te imaginas los beneficios que realizar un cronograma puede llegar aporta, sin duda hará tu vida más organizada.
Evita las distracciones
Esta suele ser la causa principal de la procrastinación. Nos distraemos fácilmente, pasamos de hacer algo importante a hacer algo totalmente diferente e irrelevante. Existen varios trucos sencillos para evitar las distracciones:
Pon tu celular en silencio y en un lugar no visible: De ser posible por favor hazlo. Respeta el tiempo de cada actividad y trata en lo posible de no tener interrupciones. Esto te ayudara, ya que al no ver y no escuchar tu celular te olvidaras de el por un tiempo, lo que te permitirá mayor concentración.
Desactiva las notificaciones: Esta es otra opción alternativa a la anterior. No sé si te suena familiar, estar trabajando en algo y de repente tomar tu celular para ver la hora o algo y te das cuenta que tienes una buena cantidad de notificaciones. Sin duda ya esto ha despertado tu curiosidad y paso a seguir piensas “solo voy a entrar a ver por un momento“ y luego te das cuenta ya ha pasado media hora o más. Un buen remedio para eso es simplemente desactivarlas en tu horario de trabajo.
Opta por crear un ambiente con poco ruido: Aquí puede existir gran variedad de gustos. Para algunos esto suele no afectar, e incluso se concentran mejor cuando tienen algún tipo de ruido de fondo, como música o tv encendida. Para otros esto suele ser molesto y rompe con el canal de concentración. Si eres de este último grupo, ya sabes que hacer.
Deja las excusas
Como dice el refrán “Desde que se inventaron las excusas, se acabaron los pretextos”. No hay forma más fácil de caer en la procrastinación que refugiarse en las excusas. Es una especie de vía de escape o salida de emergencia para no asumir responsabilidad. Deja un lado todo tipo de auto-sabotaje y entra a la acción. La próxima vez que crees una excusa piensa, que con el tiempo invertido en el no hacer, ya hubieses hecho lo que tenías que hacer.
En tus manos esta romper con este habito y mejorar tu desempeño, es esencial tener una fuerte voluntad para llevarlo a cabo.
Como siempre deseo que esta información haya aportado de forma positiva a tu vida. Recuerda :
“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”.